
LA COLUMNA DEL CONDE DONATO RANTE
Hidroaviones en La Plata; la denuncia que no fue; Santero Campeón y el auto a otro equipo; Rossi vuelve; todo eso y más.
El fin de semana pasado tuve el gusto de volver a Las Vegas, ciudad que me encanta desde lo cultural. El Four Seasons de esa ciudad tiene reservada una suite para cuando yo desee concurrir.
Y desde ahí seguí las últimas novedades del automovilismo nacional. Pero antes de continuar, déjeme contarle cuál fue mi sorpresa cuando por debajo de la puerta me llegó una invitación: en Las Vegas, se iba a casar la reconocida periodista santafesina, "Maru" Pallero, que aprovechó la ocasión para hacer su reporte "Colapinto" in situ, pero además, le pareció una excelente oportunidad para dar el sí.
Pos fiesta, decidí acurrucarme en la ruleta del casino más cercano y tentar a la suerte. Como lo hicieron varios en La Plata durante el último fin de semana. Pero después de perder más de "700 thousand dollars", apostándole todo al "Uno", decidí recuperarme, como el Ave Fénix, ante las continuas llamadas de Manolo consultándome por el Débito de la tarjeta.
Una vez concluida mi aventura, y luego de hablar largo y tendido con mi amigo Helmut, decidí que era hora de volver al tercer mundo. ¡Y vaya que lo hice! Aterrizando con mi hidroavión en el Mouras de La Plata (”pista” de aterrizaje preferencial), ante un autódromo colmado de público.
Sólo pude ir el último día, el de la lluvia, y noté tanta seguridad que me pareció que estaba entrando a un pabellón. Me puse las botas de lluvia y me di unas vueltas por la zona de los motorhomes (que es donde se cocina todo; y además, no me gusta mostrarme por los boxes). En uno de los tantos que visité, me batieron: "Ojo que hay una denuncia preparada". Pero, ¿de quién? ¿Para quién? No me quisieron decir porque saben, estimado lector, que yo no tengo secretos para con usted.
Ofuscado por esta situación, decidí recluirme en el "VIP" que armó Puesta a Punto. En realidad, el que lo armó fue el señor Migue Ricardi, que al fin se dio el gusto de conocerme, mientras me hablaba de su grupo de folclore y cortaba un salamin en perfectas tajadas redondas.
Desde ahí vi el sabotaje que le hicieron al pobre muchacho entrerriano, tirándole papelitos en la toma dinámica del carburador. Salió corriendo, arduamente, hacia el sector para investigar más. Resulta que los papelitos que le tiraron a Werner eran remitos de una empresa en particular: Interlaken, que hacen artefactos domésticos con alimentación a gas Seguramente, esta empresa no tenga nada que ver, pero bien habría que investigar porqué esos "papelitos" llegaron hasta ahí.
También lo escuché hablar al señor Eugenio Grossi, en la transmisión de Puesta a Punto, decir que era contradictorio ver a la gente en la pista, porque por un lado está el tema de la seguridad, tanto de los autos como de los mismos espectadores, y por otro lado, le da el color a la tradición teceísta. Quiero decir que estoy en total desacuerdo con estas palabras, porque a las pruebas me remito. La gente, tomándolo como un ente en general, suele traer problemas. Más allá de que acá hayan sido dos o tres los inadaptados que le arruinaron el Campeonato a un piloto.
Y me quedé pensando, si el resultado hubiera sido otro, ¿qué pasaba con la denuncia que tenían preparada?
Pero Julián Santero salió Campeón. Y el equipo (que además ganó dos competencias en el TC Pista con el “pibito” de San Antonio de Areco) decidió no continuar su carrera y se disolvió. El Mustang partió para el Pradecom (lo usará Fritzler cuando la ACTC lo autorice a cambiar de marca). El Falcon, ex Santero, ya se verá para dónde va.
También me encontré con Christian Ledesma, que estaba muy enojado porque se filtró (y muchos medios lo dieron como cerrado) lo de Toyota al Pradecom. Resulta que alguien habló de más, y después no supo cómo parar la pelota. Por eso, hubo un tirón de orejas en el equipo. ¿Y lo de Matías Rossi? Confirmado en la misma estructura.
Decidí subirme a mi hidroavión y partir rumbo a mi Andalucía donde me espera Manolo, también para tirarme las orejas por el gran gasto que hice en estas últimas dos semanas. Si me deja, capaz que vaya a Trelew, el pueblo de Luis; seguramente vaya a tomar el té a Gaiman, para encontrarme (aunque sea a nivel emocional) con mi amada Lady Di.
Se cierra un año de Turismo Carretera que tuvo de todo. Pero lo mejor, fue mi regreso al periodismo de investigación. ¡Chau, felicidades!